Los que aprendieron a emprender
Una alternativa a buscar un empleo formal es, para muchos jóvenes, emprender sus propios proyectos. La juventud es el momento clave para hacerlo; sin embargo requiere esfuerzos extras. En esta nota, algunos casos de emprendedores sub 30 que se asociaron y hoy son sus propios jefes.
Caso I: café para llevar
Pablo Viera siempre quiso emprender; pero nunca consiguió los socios adecuados para montar ese negocio virtual que planeaba. Por eso, cuando un amigo recién vuelto de Alemania le contó sobre la existencia de carritos que vendían café “para llevar” en la calle no lo dudó un segundo y pensó en emprender un negocio similar en las calles de Córdoba.
“Todavía no venía Starbucks ni a Buenos Aires”, asegura el estudiante de administración, que ni lento ni perezoso tentó a un su amigo Tato, un diseñador industrial recién recibido, a sumarse al proyecto como socio.
En unos meses diseñaron un prototipo de un coqueto carrito, investigando el mercado de la venta del café. Cuando llegaron con el proyecto a la municipalidad, para que les autoricen el negocio, las trabas burocráticas trabaron el proyecto.
Sin desanimarse, reformularon el proyecto para encararlo a través de locales y con franquicias, aunque -reconoce Pablo- por ese tiempo ya se habían “gastado toda la guita ahorrada por mí y por él en construir el carro”.
Por ese tiempo Natalia y Mariano se sumaron como socios al emprendimiento y entre todos abrieron el primer local de “Il Caffetino Expresso”, en la calle Ituzaingó 769, en pleno centro de Nueva Córdoba.
Para aprovechar los mínimos recursos disponibles, ellos mismos se encargaron de construir el mobiliario, diseñar la imagen del local y hasta de desarrollar la extensa variedad de productos que conforman la carta del local.
Hoy, a año de la apertura, los emprendedores aseguran que son cada vez más los clientes que prefieren llevar su café para consumir al paso y no en el local.
En el futuro, la idea es consolidar esa tendencia en la ciudad, abriendo otro local propio y propiciando franquicias. “Desde el primer mes que empezamos tuvimos propuestas de gente que quería franquiciar: pero esperaremos a tener la maquinaria armada para largar”, dice Pablo.
Aunque ser emprendedores les hizo ganar en este último año algunos dolores de cabezas extra (largas jornadas de trabajo, nada de vacaciones y una montaña de nuevas responsabilidades) hoy no dejarían por nada el proyecto: “Siendo emprendedor vos vivís tu sueño y no el de otro: no es el mismo el sentimiento de trabajar para alguien que trabajar para uno mismo”.
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