Envolveme el café para llevar
Jóvenes emprendedores dieron vida a una idea poco explotada en Córdoba: el café “take away”.
Mariano Germain y Diego Rozada apuntan a “pegar primero” en un nicho de mercado casi desconocido en Córdoba.
No es Buenos Aires, pero Córdoba cada vez se parece más a una ciudad donde correr de un lugar a otro para cumplir obligaciones de la rutina diaria. Ya no hay tiempo para tomar algo antes de entrar al trabajo, o al salir, porque otras cosas urgen. Sin embargo, el placer de los granos tostados tiene su oportunidad en el café “para llevar” (en inglés take away).
En Córdoba, las cadenas Mc Donald's y Burger King han sido las pioneras en preparar sus desayunos y meriendas “portátiles”. Pero hasta que surgió Il Caffetino Espresso, no había un local con fines serios de convertirse en referente del rubro. Y todo antes de que la cadena internacional Starbucks desembarque en Córdoba (rumor que se renueva cada año).
“Quería emprender, tenía pensado hacer una librería on line. Un amigo que vino de Alemania me contó que había unos carritos en las plazas donde se vendía café y me gustó el concepto”, arranca Pablo Viera, uno de los cuatro socios creadores de Il Caffetino (Ituzaingó 769).
Junto a Diego Rozada, Natalia Gómez y Mariano Germain buscaron aprovechar el espacio aún incipiente, y realizaron una investigación de mercado, preguntándole a sus contactos acerca de sus preferencias y la viabilidad del proyecto. Trabajaron varios meses armando el carrito, pero cuando quisieron sacarlo a pasear se encontraron con algunas trabas burocráticas que lo impidieron.
Optimista, sin embargo, Viera, asegura que “cada error te acerca mucho más al acierto” y por eso se pusieron en trámite de armar un local. “Lo que no conseguimos, a falta de capital, lo conseguimos usado, o nos lo donaron”, cuenta. En octubre de 2009 se abrió el espacio, por el que calculan llevar invertidos unos 50 mil pesos.
El producto. “Acá, en la Argentina, el 90 por ciento toma café en un local y, otro porcentaje, chiquito, lo compra para llevar. Quien lo lleva es gente joven: los oficinistas, los estudiantes que están entrando en la cultura ‘para llevar’”, analizan desde Il Caffetino.
Ellos trabajan con un café brasileño y productos de panadería que no son de elaboración propia. En cuanto a los recipientes, Viera agrega que hay pocas fábricas en Argentina que elaboren los vasos térmicos del café para llevar y que les exigen pedidos de grandes cantidades. “La mayor parte de la inversión se nos va en vasitos”, asegura.
“Para promover el producto buscábamos no ser tan caros como Starbucks”, dice Pablo. La carta es extensa, con unas 40 combinaciones de café y otros ingredientes con nombres de creativa “ascendencia” italiana. Al momento de visitar el local, las versiones más costosas llegaban a los 13 pesos, y arrancaban desde los 6. Como referencia, en Starbucks promedia los 15 pesos.
todo A pulmón. El ejercicio de administrar y gestionar el negocio apasiona al entrevistado y dice que la plata “es un resultado”, pero no el principal fin en estos primeros tiempo. Pablo es consciente de la situación un poco más holgada que la de otros emprendedores: “Yo vivo con mis padres y los otros chicos también. Sabemos que hay comida en casa, porque empezar a emprender para hacer guita es muy difícil”.
“Nosotros tratamos, al ser los primeros, de convertirnos en los que más saben de café. Yo creo que al experto se le paga más”, reflexiona el cafetero y asegura que hay un ingrediente especial en su producto que le permite soñar con ganar el mercado antes del desembarco de otras empresas: “La pasión no se compra con plata. A nosotros nos gustaba el café, como a cualquier otro, pero ahora nos gusta mucho más".
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